EN OTRO TIEMPO
Debéis saber que desde hace un tiempo hállome en Sevilla. Ciudad alegre y luminosa, de primavera eterna, alfombrada de huertos y jardines frondosos, árboles frutales y plantas odoríferas desconocidas en nuestra desabrida isla. Desde aquí se gestiona la mayor parte de los asuntos de las Indias, que es como se conoce al Nuevo Mundo en la monarquía española. Y a donde deseo llegar para alcanzar la gloria y fortuna que me niega mi tierra. Un día, caminando sin rumbo, me vi arrastrado por una corriente humana que fluía calle abajo. Era una corriente formada por personas de toda laya y condición. Caballeros y señoras, acompañados por parte de su servidumbre; menestrales y artesanos, y una nutrida representación de la gente del hampa, probos funcionarios, vagabundos, pordioseros, tullidos reales y fingidos, rameras, tahúres… al fin se detuvo en lo que resultó ser la plaza del mercado. Quedé admirado de lo que vi: toda clase de bienes de los que carecemos en la ruda y prim...